Las Uvas

Tempranillo

La tempranilla es una uva tinta con una piel gruesa. Crece mejor en altitudes relativamente altas, pero puede también tolerar climas mucho más templados.

En la Ribera del Duero la temperatura media en julio está alrededor de los 21.4 °C, aunque las temperaturas a mediodía en el valle inferior pueden llegar a los 40 °C. Por la noche la región experimenta una drástica variación de temperatura diurna con temperaturas que bajan hasta 16 °C (60 °F) respecto a la máxima del día. La uva tempranillo es una de las pocas que pueden adaptarse y prosperar en climas mediterráneos continentales como éste.

La baja acidez asociada con el crecimiento a baja altitud se remedia mayormente mezclándola con uvas más ácidas. Es muy segura en el cuajado, muy sensible a plagas y enfermedades, y poco resistente a la sequía y a temperaturas altas. Los racimos tienen forma cilíndrica y son compactos. Las bayas son esféricas, de color negro púrpura con una pulpa incolora. La baya es de color muy oscuro y forma una esfera como un abalorio

La raíz de tempranilla absorbe potasio con facilidad, lo que ayuda a los niveles de pH de 3.6 en la pulpa y 4.3 en la piel cuando alcanza la madurez. Cuando absorbe demasiado potasio, el mosto es más salino lo que hace más lenta la desaparición del ácido málico lo que da como resultado un pH superior. La piel no presenta ningún carácter herbáceo. La uva es muy susceptible a las inclemencias del tiempo, contrayéndose cuando hay sequía e hinchándose cuando hay demasiada humedad. La hinchazón tiene un efecto negativo en la calidad, pues afecta al color del vino. Los efectos del tiempo se atenúan en lugares con piedra caliza debido al efecto de la arcilla y la humedad en las raíces; los efectos son peores en zonas arenosas, así como para viñas que tienen menos de doce años, pues las raíces son generalmente demasiado superficiales. Diversos estudios han puesto de manifiesto cierto potencial antioxidante.

Vendimia Manual